sábado, 13 de septiembre de 2008

: El Nuncio Apostólico, Aldo Cavalli fue declarado Huésped Distinguido de Honor

Aguachica
La temperatura que superaba los 40º grados centígrados no fue impedimento para que el Nuncio Apostólico, Aldo Cavalli, decidiera recorrer a pie los cerca de 300 metros que separaban la carrera 15 con calle 5ª de la tarima principal donde se cumplieron los actos protocolarios y de apertura de la visita del delegado del Santo Papa en Colombia.
A lo largo del primer recorrido por la céntrica vía, el embajador de la Santa Sede en nuestro país no se cansó de mostrar una amplia sonrisa con la que acompañó el saludo para quienes se apostaron a uno y otro lado de la calle para observar a tan alta dignidad diplomática y de la comunidad católica mundial que visita nuestra ciudad.
Ya en la tarima y acompañado por las principales autoridades aguchiquenses, encabezadas por el alcalde Gustavo Adolfo Maldonado Estupiñán, el ilustre visitante fue exaltado como Huésped Distinguido de Honor de la segunda ciudad y recibió de manos del mandatario local, las llaves de la ciudad.
Empleando un español fluido y con clara pronunciación, al menos entendible para quienes a pesar del canicular sol permanecieron en la plazoleta Senén Miraval, el Nuncio Apostólico agradeció las expresiones de bienvenida de los fieles católicos, y al dar respuesta a uno de los mensajes que le transmitió el Alcalde anfitrión en el sentido del deseo y compromiso de la comunidad de vivir pacíficamente, recordó que como Aguachica y muchas regiones del país, él creció en medio de la violencia.
“Mi pueblo era como el suyo, nací después de una guerra en la que perdieron la vida 50 millones de personas, y eso es como decir que desapareció un número como la población de Colombia, mi padre, mis tíos tuvieron también que ir a la guerra”.
Pese al ambiente desolador de la guerra en la que se crió, el Nuncio dio un mensaje esperanzador para la comunidad al destacar que gracias a la unidad de sus padres fue feliz en medio de la pobreza. “Mi padre era casi analfabeta, apenas sabía escribir su nombre, pero comprendí una cosa que me enseñaron mis padres, que nosotros sus hijos debíamos estudiar y que el futuro era para quienes lograban superarse y adquirir el conocimiento”.
Visitando obras de la iglesia católica
Dos horas de retraso presentó la agenda del Nuncio, Aldo Cavalli, aunque ello no fue impedimento para que cumpliera con la agenda prevista con mucha antelación y en la que se incluía un encuentro con los jóvenes en el templo de San Roque, la visita a las parroquias San Francisco de Asís y del Espíritu Santo, así como el hogar Divino Amor, fundado precisamente por una religiosa italiana, y que es considerado una de las obras sociales más relevantes de la iglesia católica en la región, toda vez que allí residen más de 50 niños y niñas de muy escasos recursos, quienes sin ser huérfanos viven en ese hogar al cuidado de las religiosas del Divino Amor, recibiendo no solo la alimentación y hospedaje de tiempo completo sino formación académica.
La estadía del decano del cuerpo diplomático de El Vaticano en nuestro país se prolongó por más de ocho horas y pese al intenso trajín, cumplió con la agenda que había establecido el clero en nuestra ciudad, presidiendo una solemne misa en el coliseo cubierto del Parque de la Paz y con una masiva asistencia.
Acto seguido visitó el hogar Divino Amor para terminar de esta manera la visita oficial a la segunda ciudad del Cesar.
Tal como lo mencionó, la visita que realizó a Aguachica y que incluyó el día anterior a la ciudad de Ocaña, y al siguiente, el municipio vecino de Río de Oro, hace parte de un extenso recorrido que efectúa por las diferentes diócesis del país.
“He visitado 25 diócesis y cada semana visito una. La Iglesia está presente. En mis recorridos me he dado cuenta que los curas están dentro de la selva, haciendo recorridos de hasta 800 kilómetros para ir de una parroquia a otra llevando el mensaje evangelizador”.
“La Iglesia está presente a pesar de la adversidad y el peligro. He estado en lugares peligrosos donde huyeron todas las instituciones, la ONU, la Unesco, solo una institución se quedó: la Iglesia. Tenemos que estar presentes hasta la muerte”, fueron algunos de los mensajes que expresó a la comunidad local el Nuncio.
Una profesión peligrosa
Al darle la bendición a quienes cubrían la visita de la alta dignidad eclesiástica, en medio de la sonrisa que lo acompañó durante toda la visita, no dejó de hacer referencia a la difícil misión de comunicar que tienen los periodistas y señaló que “es una profesión muy peligrosa”.
Al final de la visita, los aguachiquenses se quedaron con un grato recuerdo de Aldo Cavalli, quien con su sencillez y disposición para atender a toda persona que se le acercó para saludarlo, pedirle la bendición o decirle algo al oído de manera muy privada, supo ganarse el cariño de la comunidad en el corto tiempo que permaneció en la ciudad.

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